«Salvo la muerte, no sé si hay algo peor que ser refugiado»
Meho Kodro-Luis Michelena-16/09/2015-Donostia-San Sebastián
Meho Kodro vivió la guerra de Bosnia y se solidariza con el éxodo de los sirios
Aplaude la iniciativa de la Real Sociedad al tender la mano a quienes huyen de la guerra: «Ha respondido de diez. Hoy soy más de la Real que ayer»
ÁLVARO VICENTE | SAN SEBASTIÁN.
Meho Kodro (Mostar, 1967) dice que «hoy es más de la Real Sociedad que ayer si cabe» por el gesto que tuvo el club al tender la mano a los refugiados que huyen de la guerra. «La Real Sociedad ha demostrado que no solo piensa en ganar los domingos, que también, sino que ha demostrado con hechos el papel que sabe tiene en la sociedad. Ha respondido de diez. Chapeau».
El presidente de la Fundación de la Real, Andoni Iraola, subraya que el club «no podía ser ajeno a una realidad que tarde o temprano va a darse en Gipuzkoa y por eso responde a este movimiento de solidaridad asumiendo gastos, si así fuera necesario, y poniéndose en manos de la Diputación para impulsar las líneas propuestas por la Real u otras, poniendo el deporte como herramienta para la integración social».
Kodro aplaude la iniciativa porque a él también le marcó la guerra de su país, muchos de sus familiares y amigos debieron huir de la barbarie, y hoy «sufre con el corazón encogido» cuando ve las imágenes de miles de personas huyendo sin rumbo fijo en busca de un futuro incierto. «En esta vida hay cosas mucho más importantes que el fútbol, muchas cosas más allá de ganar o perder un fin de semana. Si antes la Real era un nueve para mí, con este gesto ahora es un diez. Todas las guerras son terribles y dejan heridas sin cicatrizar. El nuestro era un país en el que nadie imaginaba que podía surgir una guerra así. Estalló, se llevó por delante a mucha gente y voló todos los puentes, los reales, como el de Mostar, un símbolo de todo Bosnia, como los humanos. A mí me tocó muchísimo, aunque mi historia personal es diferente a la de mucha gente de mi país, que debió salir de forma forzada por la barbarie y buscar la paz en otro país».
Kodro aterrizó en la Real Sociedad en 1991 pocos meses antes de que estallara la guerra civil en Yugoslavia. Lo recuerda como si fuera hoy. Habla desde el corazón. «No viví en primera persona lo que supuso la guerra porque ya estaba en la Real pero sí lo sentí mucho porque tocó a mis padres, mi gente, mi sangre… Ahora cuando veo las imágenes me vienen esos sentimientos de impotencia y tristeza de entonces. Igual que en nuestro caso, mucha gente está dejando su casa, su país, para buscar un sitio seguro. Es terrible. Me gustaría ayudar de alguna forma, en lo que sea, porque veo en esa gente que busca la salvación los mismos miedos que yo viví».
«Veo en la gente que busca la salvación los mismos miedos que yo viví; me gustaría ayudarles»El presidente de la Fundación de la Real dice que el club «no podía ser ajeno a esta realidad»
Las imágenes de ciudadanos anónimos llevando dinero, mantas, juguetes o ropa a los hombres, mujeres y niños exhaustos tras un larguísimo viaje se han repetido estos días. Toda ayuda es poca porque, como dice Kodro, cada persona que huye de su país «sabe que va a tener que empezar no ya de cero sino desde más abajo. «Recuerdo la gente de mi país que llegó a Gipuzkoa en esos primeros años, llegaban con una mano delante y otra detrás. Ellos habían dejado lo que tenían en su país para llegar a otro sin conocer el idioma, sin saber con quién se iban a encontrar, ni dónde podían vivir. No sé si, salvo la muerte, hay algo peor que ser refugiado, nunca sabes qué va a ser de ti mañana».
Dice que está «agradecido a Dios el no haber vivido en primera persona lo que supone verte obligado a abandonar su casa». «El fútbol permitió que mi familia y mis hijos no lo sufrieran directamente pero sí mis padres, mi hermano, la familia de mi mujer, amigos, conocidos… Por suerte mis familiares pudieron venirse con nosotros, pero no sé dónde hubieran acabado si no es por el fútbol».
En la piel del emigrante
El cierre de la frontera de Hungría con Serbia lanzó una dura piedra en el camino del éxodo de refugiados, la mayoría de ellos sirios, que recorre Europa hacia el norte. Kodro, que no entiende cómo pueden darse situaciones como ésta, anima a ponerse en la piel del asilado. «El refugiado no deja su país porque sí, sino porque le obligan. Estas personas no tienen elección. No va en busca de algo mejor, sino porque no tiene otra opción, es vivir o no vivir. Su vida va a cambiar aunque no lo quiera. Es muy duro. Mi recomendación es que la gente se ponga en el lugar del refugiado para comprender lo difícil y duro que es dejar todo obligado y sin elección para empezar una nueva vida. Es difícil comprender el sentimiento y la vida de los inmigrantes porque es más fuerte que las palabras, es más profundo».
Se estima que Europa acogerá 160.000 refugiados de los que cerca de quince mil llegarán a España. Gipuzkoa también dará un paso al frente. «Por suerte hay países que ayudan y el emigrante tiene que agradecer que haya gente que les reciba con los brazos abiertos como es el caso de Gipuzkoa», subraya.
Kodro, sin embargo, destaca que el refugiado «siempre quiere volver a su país». «Llega un momento en el que la gente quiere volver cuando la situación se ha calmado, como ocurrió con muchos bosnios. Las raíces es algo muy fuerte que tarde o temprano te acaban llamando. Los míos volvieron. No pudieron hacerlo a sus mismas casas porque habían sido destruidas pero sí cerca. Hoy no pasan más de quince días en San Sebastián. Siempre quieren volver».
El realista pone el acento en los menores, en esos niños que están caminando cientos de kilómetros sin saber el motivo. «Es terrible. Los mayores más o menos pueden explicar una situación tan dura, pero los niños ni siquiera pueden utilizar ese lenguaje. Los niños lo viven con el corazón, no entienden nada y necesitan una explicación, pero nunca es suficiente. ‘¿Por qué me echan de mi casa? ¿Quién? Si no he hecho nada’. No entiende nada. Situaciones como ésta hacen que de repente se hagan mayores, con siete u ocho años. Todo por la locura de los adultos…».
Actuaciones de la Real
Las propuestas a corto, medio y largo plazo que la Real entiende que podría desarrollar:
- Residencia: Asumir los gastos de residencia de algunas de las familias de refugiados.
- Idioma: Colaborar en la formación lingüística que facilite su integración.
- Deporte: Colaborar para el acceso al deporte y su desarrollo a los niños y, en caso de refugiados con una carrera de deportista incipiente, facilitar los servicios necesarios para el desarrollo de la misma (servicio médico…)..
- Estudios: Facilitar algunas becas de estudio en los casos en los que fuera posible.
El club trasladó a la Diputación su «total disposición a colaborar en todas aquellas cuestiones que se consideren necesarias para un mejor desarrollo de la mencionada acogida» y propone propuestas concretas como el pago de residencia a las familias, el acceso de los menores al deporte y su colaboración en la formación lingüística para facilitar su integración.