Meho Kodro recuerda los partidos ante el Athletic desde Bosnia, a donde ha vuelto para hacerse cargo del Sarajevo.
A Meho Kodro (Mostar, Bosnia Herzegovina, 1967) hubo que convencerle para que hiciera las maletas y volviera al país del que salió a principios de los noventa, concretamente en 1991, poco antes de que las llamas devoraran la antigua Yugoslavia y la transformaran en un gigantesco cementerio. Él se dejó guiar por el fútbol, recaló en Anoeta y en apenas cuatro temporadas se convirtió en uno de los iconos de la Real, club al que alimentó con sus goles y que jamás ha dejado, por muy lejos que estuviera de San Sebastián.
Como ahora, con dirección y padrón en la capital bosnia después de aceptar la oferta de sentarse en el banquillo del Sarajevo y continuar con su carrera de entrenador. Recibe a DV en las oficinas del estadio olímpico de Kosevo, donde juega su equipo, que renació bajo su dirección y ahora marcha segundo en la tabla, a dos puntos del lider, el Siroki Brijieg. Desanduvo su camino tras 23 años en España y regresó a su tierra, a una liga menor y pobre, sin lujos ni estrellas. ¿Por qué? <<Porque quiero entrenar>>, explica, no sin antes recordar que esta noche estará pegado a la tele. <<Hay derbi>>.
<<El pasado no cuenta>>.
El hombre que dejó una profunda huella en San Sebastián y que jugó en algunos de los mejores estadios del mundo se desprende de los recuerdos para poder avanzar, evolucionar. <<Lo que hice como futbolista pertenece al pasado y no me abrirá ninguna puerta>>, se sincera en la panza del viejo Kosovo, cuyos días de gloria se apagaron hace décadas. Reconoce Kodro que su primera opción era quedarse en España, donde sigue su familia –su mujer, sus dos hijas y su hijo, Kenan, que juega en Osasuna- pero que con el paso del tiempo se cansó de esperar una llamada de teléfono que sabía que jamás se produciría. <<Al marcharme de la real –era el técnico del Sanse- no pensé que iba tener tantos problemas para encontrar un nuevo destino. Me di un tiempo y comprendí que, en el fútbol español, nadie contaba conmigo. Sé que esto no es Lezama ni Zubieta, que los campos no son ni parecidos, pero por encima de todo están mi ilusión y las ganas de trabajar>>.
Revela Kodro que el Sarajevo llamó tres veces a sus puertas. La primera, unos meses después de dejar el filial txuri urdin. <<Les dije que no>>. La segunda, medio año más tarde. >>lo hacemos ahora?>>, le insistieron los rectores del club granate. <<Les comenté que quería esperar un poco más y ver si me salía algo en España, en segunda A>> El tiempo pasaba y el teléfono seguía sin sonar, y cuando lo hizo al otro lado estaban los de siempre. <<Meho, ¿ahora?>> Dio un paso al frente y aceptó la propuesta. <<Lo pensé y me dije a mí mismo. “¡Este es el momento!”>>.
Hubo división de opiniones en la familia, pero finalmente su mujer le animó y le apoyó en su nueva aventura en los banquillos. <<Era un pequeño “shock” para todos nosotros, aunque mis ganas de trabajar y de ser entrenador pudieron con los miedos y las reticencias iniciales>>. En septiembre aterrizó en la capital bosnia y firmó por dos temporadas y media. Le va de maravilla: no conoce la derrota y ha colocado al equipo segundo antes del parón invernal, que se prolongará hasta marzo. <<haremos lo imposible por ganar el título>>, dice.
<<Derbi, derbi, derbi>>.
El exdelantero insiste en que no le ha supuesto ningún trauma ponerse el mono de trabajo en la Liga bosnia. Carece de aires de grandeza y en su humilde sala de reuniones de Kosevo hay una mesa, unos armarios desvencijados y un portátil, que le da bastante guerra. <<Solo hay que desprenderse del ego, nada más. No tengo prejuicios y tampoco me paro a pensar de dónde vengo y qué he hecho en mi época de jugador. En España no había sitio para mí así que acepté una propuesta de una gente con la que comparto una idea y un proyecto. Sé que venir aquí es n riesgo, pero si no corres riesgos no avanzas>>, subraya.
La llamada que nunca se produjo y que seguramente era la que más ilusión le hacía era la de la real. <<Eso debería preguntárselo a la gente que lleva el club. Mi opinión es subjetiva y no sería correcto por mi parte expresarla. Estuve tres años con el filial y entendí qu había cumplido un ciclo y que necesitaba cambios. Me di cuenta de que no podía avanzar y que ellos contaban con otra gente. Decidí marcharme. Ahora bien, la real es mi club y me ha dado muchísimo, a mí y a mi familia. Nunca podré agradecérselo lo suficiente.
Kodro verá el partido de esta noche en su casa de Sarajevo. Entiende la magia de los derbis, y eso que él los vivió como extranjero. <<Mis emociones no llegaban al extremo de la gente de allí, pero al final el ambiente te arrastraba. El derbi es contagioso. Pasaba la semana y entrabas en calor, te ponía el encuentro y había muchísima carga sentimental. En el vestuario no parabas de escuchar “¡derbi, derbi, derbi!>>, rememora el exrealista, autor de un hat-tricken 1995, el año del 5-0.
<<Prefiero la política de la Real>>
De todos modos, según precisa, <<siempre he pensado que hay más efervescencia fuera que dentro de la caseta>>. Cuando se le pregunta por el modelo Athletic, Kodro expresa su profundo <<respeto>> por la filosofía rojiblanca, pero prefiere la política de la Real. <<Soy partidario de abrir las puertas al mundo. Lo prioritario es la cantera y brindar la oportunidad a los jóvenes, pero si te falta algo y no lo tienes en casa hay que salir fuera y traerlo. Eso sí, debe haber una diferencia evidente de calidad entre lo que fichas y lo que tienes>>, precisa.
No obstante, reconoce el valor de la postura rojiblanca. >>Hay cosas que superan al propio fútbol y son los valores culturales y de identificación que el Athletic ha llevado al máximo. Sólo hay que ir a San Mamés y ver la pasión que hay; pedirle a un extranjero que lo iguale sería complicado>>. Y remata: <<El Athletic es el único club del mundo que puede decir: “Yo juego con los míos contra cualquiera”. Si puedes funcionar así, yo me quito el sombrero>>, remata.
Está contento en el Sarajevo, que tiene un presupuesto de dos millones de euros, en una Liga cuyo nivel lo sitúa entre la <<Segunda A y Segunda B>>, porque disfruta de su profesión de entrenador. Curiosamente, se siente un poco extranjero en su propio país. <<Mis padres están en Mostar y aquí en la capital tengo muchísimos amigos, pero cuando yo digo “me voy a casa” pienso en San Sebastián>>.