La Vida es “impresionista” (y poco racional) 

¿Es la vida justa? ¿Realmente merece la pena vivir? ¿Para qué estamos aquí y porqué sufrimos? ¿Qué es lo que pretende ese Ente que llamamos Dios (o La Vida) y que se supone que nos ha creado para “gloria y alabanza de su nombre”?

Uno observa la vida que lleva y que llevan otros y resulta lógico que, de vez en cuando, nos hagamos estas preguntas .El problema, lo que nos atormenta, es que nos cuesta mucho encontrar una respuesta clara, por lo menos desde la razón. La razón no sabe responder este tipo de preguntas. La razón no es una buena consejera o consultora para temas que se alejen de lo que ella conoce…Lo que la razón conoce y sabe manejar es lo que ya está conocido y manejado de antemano, lo que está regulado, medido…La razón sólo comprueba, certifica, analiza, incluso anticipa ,desde parámetros previamente establecidos, una realidad, y eso nos viene muy bien para aspectos concretos de nuestra vida, como leer, saber calcular los gastos del mes, respetar las leyes, planificar el trabajo, manejar útiles y herramientas, diseñar un edificio…

Pero, por otro lado, hay realidades que la razón no sabe explicar y que nos empeñamos en que lo haga. El mundo, nuestra sociedad, nosotros, adoramos a LA RAZÓN y a ella le hemos dado el privilegio de dar “Label” de autenticidad a todo lo que hacemos…todas nuestras acciones deben ser razonables

Además, hemos secuestrado a la CIENCIA para otorgar a la RAZÓN ese “Label” (relegando la exploración de otras “realidades” a la iniciativa privada y valiente de científicos que no se casan con ese tipo de CIENCIA OFICIAL), creando un matrimonio RAZÓN- CIENCIA OFICIAL, que pretendemos sea indisoluble, de manera que para que algo sea creíble debe ser “científico y razonable”, o sea, poderse demostrar con pruebas científicas y razonables, y todo lo que no se pueda verificar en esas condiciones, cae a la categoría de “no científico, no razonable” lo que es prácticamente negarle la posibilidad de ser considerado “realidad”.

Sin embargo, la Historia está llena de “realidades” que en su día fueron denostadas, negadas tozudamente, e incluso condenadas y hasta castigadas con la muerte por la “Ciencia Oficial” imperante en la época, simplemente por que no se podían demostrar con los instrumentos o conocimientos de entonces, o porque atentaban contra LA RAZÓN…

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Herejías de entonces son verdades absolutas hoy…Me vienen a la memoria, entre otros, los ridículos históricos de “la Tierra es  plana”, de que “el Sol gira alrededor de la Tierra”, o de que “es imposible que algo más pesado que el aire pueda volar” que en su día la “Ciencia-Razón” dogmatizaba…La “Ciencia- Razón” no tiene, por consiguiente, todas las respuestas…

Hay, por tanto, otro tipo de realidades para los que hay que usar otro modelo de canales para su percepción…y que son las que más nos afectan y deciden nuestra forma y calidad de vida: el amor, el dolor, la ira, los celos, la compasión, la esperanza, la alegría, la tristeza, la esperanza, la fe…y éstas no se pueden medir en un laboratorio (aunque lo intentan) porque son realidades subjetivas, individuales y cambiantes que no se aprenden sino experimentan, que no se miden sino que se sienten…De manera que, para responder a las interrogantes al principio expresadas, más que a la Razón, propongo acudir a la Intuición, a la Creatividad libre, y sobre todo al Corazón…es decir, a lo que algunos solemos relacionar con el lóbulo derecho del cerebro, no racional, intuitivo, creativo, más “inconsciente” aunque no sea exacto este término.

 Mi percepción íntima es que vivir es un artela Vida es una obra de arte; es como un lienzo en blanco en el que nosotros, como aprendices de pintor, damos unos brochazos aquí, un poco de color allá… a veces, como aprendices, pecamos de precipitación y corremos más de lo debido, queremos ver la obra terminada cuanto antes y nos desilusionamos y dejamos de pintar…o un mal brochazo, un color “inadecuado” nos hace dejar de creernos buenos pintores al no ver un resultado satisfactorio (lo que creemos que debería ser en vez de lo que realmente es)…sin darnos cuenta de que en realidad eso es lo que nos hace explorar, aprender, innovar…crecer dar sentido a nuestro oficio de artista.

Otras veces no entendemos qué cuadro estamos pintando, no vemos unas líneas claras que nos indiquen si vamos bien o no, y nos frustramos, sin darnos cuenta de que, lo que estamos pintando es un hermoso cuadro impresionista, en el que los golpes de pincel unas veces tienen un sentido y otras parece lo contrario, en el que da la impresión de que, en ocasiones, el color aplicado no es el más adecuado, en el que cuesta adivinar el resultado final, en el que el boceto simplemente es una orientación y no una norma rígida, en el que vale a veces más la intuición que la técnica…

Por otra parte, a menudo paramos, observamos el lienzo y sacamos conclusiones de lo que vemos en ese momento, una especie de imagen fija del estado de la obra en ese instante y sufrimos porque no la entendemos o no nos gusta y creemos que así va a ser siempre, sin darnos cuenta que con el siguiente golpe de pincel ya no es la misma imagen de antes, que tenemos la posibilidad de corregir una pincelada que no nos gusta sobreponiéndole otra…

Puede que nos desconcierte la aparente falta de información previa de lo que vamos a hacer, o cómo lo vamos a hacer, pero resulta que La Vida es una impresionista convencida y entiende que es el estilo más libre, creativo y adecuado para pintar el cuadro de la Vida…

Conviene pues, confiar más en las intuiciones del “inconsciente” y en su sabiduría y saber tener la suficiente paciencia hasta terminar el cuadro…Es entonces cuando nos alejaremos de éste y comprobaremos la extraordinaria obra de arte que acabamos de terminar, cuando realmente apreciaremos su belleza y finalidad, y quizá entonces, cobre sentido el haber vivido….

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José Ángel Madinabeitia Olariaga